El 2 de agosto de 1947 falleció Tomás Berreta, asumiendo el cargo presidencial el vicepresidente, Luis Batlle Berres, lo que introdujo cambios notorios en la conducción del gobierno y en su orientación económica y social. Heredero de un apellido de raigambre en la vida política nacional y dotado de singulares dotes carismáticas que le ganaron importantes apoyos en los sectores medios y populares urbanos, estaba dispuesto a enfrentarse a los hijos de José Batlle y Ordóñez para disputarle la primacía interna del batllismo y por consiguiente, la hegemonía sobre el Partido Colorado. Se afirma que aquellos habían combatido con éxito su candidatura a la Intendencia de Montevideo, cargo clave por su relieve político, y habían conseguido relegarlo a un puesto de segunda importancia (la vicepresidencia de la República). Pero de pronto lo vieron ocupando la primera magistratura de la Nación.Dispuesto, desde los comienzos de su carrera política, a promover una tendencia renovadora y popular dentro del lema, estuvo en condiciones de imprimir una línea firme y coherente al Partido Colorado, poniéndolo a la cabeza de un basto proyecto para todo el país. Por su experiencia como periodista “El Día”, conoció la importancia de un diario para informar y formar a la opinión pública por lo que fundó el vespertino “Acción” en 1948. Pero, además, tuvo una clara visión del valor político de otros medios de comunicación masiva (la radio, en la época) utilizándolos en consecuencia. Se rodeó de nuevas figuras de promisorio futuro político, que fueron caracterizados como los “jóvenes turcos” por el radicalismo de sus posturas y la impetuosidad de su prédica, como Manuel Flores Mora, Luis Hierro Gambardella, Zelmar Mechelini, Teófilo Collazo y otros, que aparecieron ante los ojos de la opinión pública como prueba elocuente de los propósitos de renovación. (Nahum)
“Movimiento de Integración policlasista, expresó una alianza tácita entre la burguesía industrial, la pequeña burguesía y la clase obrera, sin que existiera una integración orgánica de esta en el movimiento. Es indudable que mientras la burguesía industrial y en buena medida la pequeña burguesía, participaron e influyeron en el seno mismo del movimiento, la clase obrera gravitó desde afuera con el peso de sus organizaciones gremiales y con la importancia numérica que su voto tenía en las soluciones electorales. La ideología del movimiento se conformó con elementos heterogéneos, como resultado de las ideas e intereses distintos y aún contrapuestos de las fuerzas sociales que procuró expresar. A partir del concepto de la necesaria implantación de una sociedad industrial, en cuyo desarrollo el estatismo, el dirigismo, la conciliación de clases adquieren una importancia fundamental, su ideología se proyectó en un amplio concepto de las relaciones entre pueblo y gobierno, instrumentadas con la vigencia de la democracia y la libertad”.
(G.D’Elia, “El Uruguay neo-batllista, 1946-1958, Montevideo EBO, Temas del Siglo XX Nº 8, 1982, T. 38.)
“Al lado de la industria que crea la clase media, al lado de la industria viene el salario bien remunerado del obrero, al lado de la industria viene elcapital, al lado de la industria viene toda la organización administrativa bien paga, al lado de la industria se realiza y se hace una riqueza que se reparte entre los trabajadores porque la industria lo que necesita son brazos y entonces a los brazos es a donde llega el reparto justo la ganancia que provoca es industria, y en ese sentido tenemos que hablar con claridad al pueblo: no están haciendo como lo pretenden algunos que falsean la verdad, capitalismo para los capitalistas, no, están haciendo riqueza para que llegue al pueblo, para que se reparta entre los hombres de trabajo...” (Luis Batlle, 10/10/1948).
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