domingo, 7 de octubre de 2012

Neobatllismo

“Luis Batlle introdujo un cambio en la conducción del gobierno y también durante su período se acentuaron las divisiones internas en el batllismo. Postulaba una tendencia renovadora y popular, y se rodeó de un grupo de jóvenes, alejándose de la política del sector conservador del batllismo, liderado por los hermanos Batlle Pacheco. El batllismo se dividió entonces en la lista 14, conservadora, y la lista 15, que era la de Luis Batlle. Apenas subió a la Presidencia, ‘El Día’ arreció en sus críticas, acusándolo de realizar una política personalista y autoritaria.
            Luis Batlle –o ‘Luisito’ como lo llamaban sus amigos y partidarios- pronto se convirtió en un atractivo líder popular. Su facilidad para exponer con sencillez y claridad sobre distintos temas y su carisma personal, lo distinguieron en forma destacada entre los dirigentes políticos de su época. “ (p. 233)


Luis Batlle en el Mensaje a la Asamblea General en marzo de 1948
            “No se puede apedrear desde afuera la revolución que sacude al mundo. Lo atinado es entrar en ella para dirigir los acontecimientos para refrenar las actitudes liberticidas y para reconocer y vocear la justicia de ciertos reclamos. … En este aspecto, el Poder Ejecutivo se siente fuerte porque se siente justo. La fuerza del poder puesta al servicio del trabajo, fortificando la democracia en sus formas de libertad y orden constituye un estímulo para los ciudadanos gobernantes. (Lo sabio es salir) … al encuentro de los justos reclamos que haga el pueblo, para darles solución a través de la ley conscientemente estudiada, sin esperar reacciones violentas de quienes se sientan desatendidos u olvidados.
            (…)
            La Democracia no es sólo libertad (…). Los pueblos están reclamando algo más. La democracia no tiene por qué suponer necesariamente una evolución lenta en su marcha y discusión prolongada para atreverse a dar un paso por el progreso y la justicia social.
            Los pueblos deben palpar los beneficios de la existencia de la Democracia: los poderosos, gozando de la libertad y de la justicia y los necesitados, de la libertad, igualmente, pero también de la justicia, que ha de llegar hasta ellos sin demora, dando alimento al necesitado y trajo al obrero y tierras al hombre de cambo y bienestar a todos. … Con esto no proclamamos la guerra, luchamos por la paz y exigimos orden y respeto y lealtad a la ley: no sometemos al hombre, lo ayudamos en su libertad (…)
            Todos nosotros, sin discusión alguna, gobernados y gobernantes, formamos una férea unidad en nuestro deseo vivo de trabajar por engrandecer la Nación, por luchar a favor de su permanente progreso, salvando dificultades, corrigiendo injusticias, deseosos de que sea una verdad poderosa el sentimiento de honra y satisfacción de sentirnos ciudadanos de este pequeño y prestigioso país.
            (…)
            Tenemos que preocuparnos en primer término de asegurar la libertad de los ciudadanos y conquistar un régimen social que les permita vivir con dignidad y sentir el goce, la satisfacción y la necesidad de defender el régimen político en que actúan.” (pp. 234, 235)


            “Luis Batlle intentó promover y expandir las industrias ya existentes y crear nuevas, sobre la base de un proteccionismo muy fuerte, afirmado en el manejo de distintas cotizaciones –tipos de cambio- de la divisa dólar, buscando que la más baja -%1.5153 por dólar- se diera para comprar las necesarias materias primas. Aquí se hizo visible la concordancia entre esa acción de gobierno y las ideas e intereses de los industriales respecto del país que deseaban.” (p. 236)


Luis Batlle en su discurso de asunción del mando:
            “Al lado de la industria, que crea la clase media (…) viene el salario bien remunerado del obrero (…) viene el capital (…) viene toda la organización administrativa bien paga (…) se hace toda una riqueza que se reparte entre los trabajadores porque la industria lo que necesita son brazos (…)” (p. 236)


            “El Estado debía, en su concepto, desempeñar un papel relevante en esa política industrializadota. La intervención del Estado debía ser el instrumento idóneo para promover el desarrollo y debía operar como árbitro para resolver las contradicciones entre las distintas demandas de los sectores sociales.” (p. 237)


“… el desarrollo industrial implicó un importante crecimiento de los sectores medios y de los obreros, así como de la urbanización del país –sobre todo de la concentración en Montevideo-. El crecimiento de la población era lento, apenas del 1.2% y hubo un gran desarrollo de las clases pasivas –jubilados y pensionistas- que llegaron a ser el 30% de la población activa.
Importante fue el crecimiento de la clase media. Integrada por empleados de la industria y el comercio, empleados públicos, bancarios, profesionales pequeños y medianos empresarios y comerciantes, docentes, et., llegó a tener una significación muy grande e incluso a marcar estilos de vida y tipos de mentalidad dominantes a nivel de toda la sociedad.
            La concentración de la industria en la capital produjo el fenómeno del ‘macrocefalismo’ …” (p. 242)

 (textos extraídos de  Reyes Abadie, Washington Melogno, Tabaré – Crónica General del Uruguay. Tomo 7 el siglo XX. Tomo 2. Ed. Banda Oriental. Irigiau, 2001)


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