“En el caso del Uruguay la aplicación de las medidas propuestas por el F.M.I. trajo como consecuencia un fuerte endeudamiento externo de corto plazo, principalmente con los EE.UU. y para salir de esta situación, refinanciando deudas y obteniendo plazos más largos, se requiere como exigencia previa e indispensable por parte de los acreedores la adopción de las medidas económicas propuestas por el F.M.I.
En la primera Carta de Intención de setiembre de 1960 se declara como objetivo del gobierno la liberalización del comercio y la estabilidad interna y externa de la moneda. Las medidas aplicarse en el campo monetario y crediticio con la finalidad de limitar el crecimiento del crédito y la emisión serían la fijación de los topes para el crédito del Banco de la República al sector privado y para la ‘creación neta de créditos’ de este banco, una política restrictiva en materia de redescuentos al sector privado, la presentación al Parlamento de una ley que contemplara el uso de encajes variables y la no aceptación de contratos de cambio que significaban factores de expansión de la moneda.
En materia cambiaria y de comercio exterior, con la finalidad de reestablecer la confianza que permita la recuperación de las reservas internacionales, lograr la liberalización total del comercio y mantener un tipo de cambio unitario fijado por el libre juego del mercado, se establece que no se utilizará el convenio con el Fondo para valorizar el peso, la unificación y posterior eliminación de las detracciones y los recargos y el mantenimiento del régimen liberal vigente para el movimiento de invisibles y la transferencia de capitales.
En materia de finanzas públicas se implementarían los objetivos de equilibrio presupuestal y financiación inflacionaria mediante la elaboración de un presupuesto sobre bases de equilibrio, la creación de un impuesto a la renta, el firme propósito de no recurrir el crédito del Banco de la República para la financiación de déficit y una rigurosa política de autofinanciación de los entes estatales.
Se solicitaba un crédito de estabilización de U$S 80 millones.
En junio de 1961 se firmó una segunda Carta de Intención en la que se comunicaba que se habían cumplido los topes crediticios fijados el año anterior pero que el crecimiento de la economía hacia necesaria la elevación de dichos topes para la zafra próxima. Se aumentarían los límites crediticios y se pondría también bajo control los adelantos sobre contratos de exportación.
Una tercera carta fue firmada en setiembre de 1962. En ella se consideraba como positivo al año 1961 pero preveía un déficit en la balanza de pagos de 1962. El objetivo del programa que se planteaba el F.M.I. seguía siendo la estabilidad interna y externa y la liberalización cambiaria del comercio exterior.“ (Alonso Eloy, Rosa y Demasi, Carlos Uruguay 1958 – 1968 Crisis y estancamiento. Ed. de la Banda Oriental. Montevideo, 1986 pp. 86, 87)
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